El viejo Dimas salía todas las mañanas de casa camino del “Hogar de los Mayores, pero a mitad del camino cuando llegaba a la plazuela el viejo Dimas torcía sus pasos y se encaminaba a la casa de las pilinguis. El “Hogar no le gustaba, los viejos nunca tenían aguante no respetaban las colas ni el orden y eso que no tenían nada que hacer durante el día, eran muy alborotadores y él prefería el silencio, además Las veces que había echado alguna partida de cartas o dominó siempre tenia que estar muy pendiente por que eran muy tramposos y de ellas pensaba -estas viejas siempre con ganas de fiesta y de novios- prefería el recuerdo de la Joaquina su mujer, que después de tantos años penando juntos se la llevo una mala enfermedad, algunas veces a la vuelta se sentaba en un banco para ver pasar a los transeúntes y pasar un rato en compañía del Fabián viejo camarada, también viudo “eran quintos” como se referían entre ellos para decir que tenían la misma edad, se conocían de toda la vida, habían hecho y dicho tantas cosas juntos que no necesitaban ni hablarse.
El viejo Dimas era un poco taciturno, unos años después de la muerte de la Joaquina, se vinieron a vivir con él su único hijo con su mujer y su nieto “por aquello de la economía”. El viejo Dimas tuvo que salirse de su cuarto y cedérselo al matrimonio, su nuera no se portaba mal con él pero su manera de ser aséptica y distante le repelía, su hijo era más cariñoso pero siempre estaba a sus cosas y apenas le dedicaba algún instante y para su nieto era como si él no existiese.
Por eso todas las mañanas con el pretexto de ir al “Hogar” abandonaba la pequeña habitación que contaba solo con una cama y una mesilla encima de la que tenia una fotografía del día de su boda…Que hermosa estaba aquí la Joaquina, a esto se reducía lo que un día fue su verdadero hogar ahora convertido en un lugar extraño, por eso al llegar a la plazuela el viejo Dimas torcía sus pasos y se encaminaba a la casa de las pilinguis donde se encontraba verdaderamente a gusto, allí en un pequeño saloncito privado donde tres mujeres jóvenes esperaban las llamadas y del que salían a recibir a los clientes y al que volvían después de prestar sus servicios. Allí pasaba los ratos. Daba gusto de verlas tan ligeras de ropa, las carnes suaves y tersas, verlas bañarse tan voluptuosas era un homenaje a la vista…Y al tacto por que el viejo Dimas acariciaba sus glúteos, jugaba con sus pechos y ellas le devolvían los arrumacos, de vez en cuando y cuando el ambiente resucitaba la naturaleza del viejo Dimas volvía a sentirse joven dejando correr su néctar entre aquellas cálidas vulvas. Conocía sus historias la de Elizabeth, una colombiana de amplias formas y carnes morenas, a sus veintiocho años y después de estar cinco trabajando interna en una casa sin horario para el descanso, por la promesa de papeles y un mísero sueldo, descubrió que su jefa entorpecía malvadamente sus intentos de legalización, para poder seguir esclavizándola cogió todas sus pertenencias…una pequeña maleta…una pequeña maleta era su patrimonio después de cinco años de jornadas de 14 horas y se echo a la calle. Mariela una rumana seducida por un novio que la trajo a España y a base de maltratos la puso a trabajar en la prostitución, pudo escaparse y volver a casa, pero harta de miserias volvió aquí a trabajar de puta por libre, con la ilusión de hacer fortuna y triunfar. Jenny una jovencísima paraguaya de apenas 19 años seducida por un mundo de glamour que se desvaneció en la cruda realidad, tenia un novio español bastante mayor que ella, el viejo Dimas la pregunto si el sabia a que se dedicaba, contesto que no. Creía que ella estaba estudiando. Su sueño era también hacer una pequeña fortuna con la que montar un negocio al regreso en su tierra.
Con el viejo Dimas no fingían... con el viejo Dimas les gustaba ser perversas el se había convertido en una especie de juguete con el que liberaban sus tensiones, por que como decía la Jenny; aunque no hubiese amor en su trabajo, aunque su norma era no implicarse en las pasiones de los clientes después de estar satisfaciendo a los demás, no eran insensibles y poco a poco el roze carnal del continuo penetrar iba cargándolas de deseo, con el viejo Dimas se desinhiban y podían entregarse a la voluptuosidad en un ambiente de compresión que el les brindaban, ellas dominaban el juego del sexo y el les proporcionaba más placer que masturbarse en solitario, era un poco lento situarle en accion pero una vez erecto el viejo dimas no las defraudaba y los orgasmos se conseguian para el viejo Dimas aquellos orgasmos eran un regalo divino, y las acompañaba con sus corridas. El viejo Dimas también conocía sus costumbres como no echarse perfume que pudieran impregnar y comprometer a los clientes él si se lavaba y perfumaba los genitales todos los días por respeto hacia ellas, por que al igual que sus vaginas ellas no tenían secretos para el.
Pero el viejo Dimas si tenia un secreto hacia poco mas de un año le toco un importante premio en la lotería, estuvo pensando que destino dar aquel dinero, quería hacer a su hijo y familia regalos que fueran impactantes, así que estuvo acechándolos para saber sus necesidades mas acuciantes, espió sus conversaciones y se entero como se lamentaban de no tener dinero suficiente para mandarlo a una residencia, que no estaban dispuestos a perder la casa por él y suspiraban que con los años que tenia el viejo Dimas … ¡No lo recogía el Señor!
Algunas veces el viejo Dimas quiso contarle al Fabián aquellos ingratos sin sabores y como conoció a las pilinguis y que bien se sentía gastándose con ellas el dinero que tenía oculto, como en el fondo sentía compasión y se había encariñado de aquellas jóvenes que a pesar de sus circunstancias eran alegres y le atendían con un cariño , que nunca quiso saber si era real o comprado, por que en la casa de las pilinguis aunque sobraba todo, como a el también las faltaba el cariño ¡ podían ser sus nietas!, pero se habían convertido en sus mujeres… Como siempre acabo guardando silencio para no enfrentarse a los reproches de su viejo amigo.
Aquel día cuando se levanto el viejo Dimas sintió como un aleteo de mariposas en el pecho. Salió como de costumbre hacia el Hogar de los Mayores y al llegar a la plazuela un presentimiento acelero sus pasos, cuando llego a la casa de las pilinguis salieron a recibirle muy cariñosas y enigmáticas, al llegar al saloncito en presencia de…Una tarta le cantaron alborozadas el cumpleaños feliz. El viejo Dimas no sabía ni los años que tenia, un día al sacar la cartera para darlas el dinero habitual, se fijaron en la foto de su carnet caducado tantos años, bromeaban con lo guapo que era de joven y supuso que ahí verían la fecha del cumpleaños.
Un estremecimiento de emoción recorrió la vieja encarnadura y se enredo con el aleteo del pecho y es que al viejo Dimas nunca le habían regalado… una tarta en su cumpleaños…Un rastro de humedad surco sus mejillas, a su mente vino el recuerdo de la Joaquina a ella si que jamás le habían regalado una tarta en su cumpleaños y entre dientes balbuceo…mírame Joaquina… mira como me has dejado.
Las chicas sintieron la emoción que embargaba al viejo Dimas sin saber de donde provenía y la ternura paso de ser un sentimiento, se volvieron mas tiernas y solicitas que nunca, se desnudaron las tres y fueron desnudándole a el, entre bromas se embadurnaban los pezones de tarta y se los daban a probar, le acariciaban en un intento de que la vida estallara como dueña y señora de aquel castigado organismo, por sus genitales resbalaban las tres lenguas y entre las manos del viejo Dimas desfilaban aquellas carnes prietas y jugosas, los labios se aplicaban en su tarea de succionar el glande y lamerle los pezones y el viejo Dimas sintió una sensación casi olvidada, pronto empezó a sentir sus efectos y como hasta el ultimo centímetro de su cuerpo se enervaba en una sucesión de sensaciones que se sucedían a ritmo de vértigo. Las tres se turnaban en galoparle, una vagina remplazaba a otra, se sintió abrazado y acariciado por una infinidad de labios… de izquierda a derecha…del derecho al revés …de arriba abajo… de fuera a dentro… de dentro a dentro…Labios amorosos y amorosos labios vaginales.
Sentado en el Banco de la plazuela esperaba el viejo Dimas que llegara el Fabián, hoy si que estaba dispuesto a contarle todo y toda la amarga felicidad que acababa de vivir, hasta estaba dispuesto a llevarle a casa de las pilinguis.
Mientras se asomaba al rostro de los paseantes esperando ver el del Fabián la zozobra del pecho se fue haciendo mas rotunda y sus ojos resecos, cansados de tanto mirar se fueron vaciando de vida.
Allí sentado en el banco iba recordando los momentos que habían vivido los dos amigos durante toda su vida, se comprendían sin palabras, no necesitaban hablarse para comunicarse, por que el lo sabia todo, sabia lo del premio de la lotería, sabia de sus visitas a casa de las pilinguis, sabia y sabia de sus pesares, el Fabián se levanto del banco… Desde que murió allí solo su viejo camarada, el sentimiento de soledad se le hacia inaguantable se fue caminando, torciendo sus pasos hacia la casa de las pilinguis mientras un aleteo como de mariposas iba apoderándose de su pecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario